lunes, 17 de mayo de 2010

mis razones para llorar

Antes, era cosa de todos los dias sentarme en el piso helado de mi baño, alejada de todo lo que quisiera molestarme, y con tres puertas que me separaban del mundo y cuatro paredes que me encerraban en un cubo casi perfecto, me dejaba en brazos de las lágrimas. Sola con mi enojo, sola con mi dolor, sola conmigo misma. Esa soledad no se si era mala, era abrasadora y solo con ella lograba descargarme, liberar esas emociones con las que cargaba, esas emociones que nadie quería escuchar. Cada lágrima resbalaba como plomo y caía, mojando mi ropa y haciendo un ruido ensordecedor adentro mío. Tal vez el hecho de que fuera tan habitual llorar era lo que me incitaba a seguir haciéndolo, el punto es que día tras día, deje que esas lágrimas perforaran mi piel, mientras la única palabra que lograba articular era tu nombre a la vez que una procesión de cosas que se fueron con vos desfilaban por mi mente. Entre todas ellas, te llevaste mis razones para llorar.

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